martes, 24 de marzo de 2009

"Quienes logran mantener en general un estado de ánimo moderadamente alegre tienen altas probabilidades de tener una disposición optimista. Está demostrado que un estado de ánimo positivo estimula recuerdos placenteros y bloquea las memorias desagradables. Por el contrario, las personas que se sienten tristes tienden a evocar preferentemente experiencias negativas y a olvidar las alegres positivas. En cuanto a la visión del futuro, los individuos alegres se inclinan a predecir hechos favorables y a considerar que serán beneficiados por ellos, mientras que las personas desalentadas tienen una alta propensión a augurar infortunios y a anticipar que serán víctimas de ellos. Esto ocurre incluso en individuos a quienes se induce artificialmente a sentirse alegres o tristes antes de preguntarles su opinión sobre el futuro.

Numerosas investigaciones respaldan la noción de que los inviduos emparejados o que forman parte de un hogar familiar, de un círculo de amistades o de un grupo solidario con el q se identifican, se consideran más satisfechos emocionalmente que quienes viven solos, aislados o carecen de una red sozial de apoyo emocional. Intercambiar emociones y pensamientos, dar y recibir afecto, y aceptar y ser aceptados por los demás son actividades q estimulan estados de ánimo positivos.


Las pequeñas cosas agradables que nos ocurren en la vida cotidiana tienen una marcada influencia sobre nuestras emociones, actitudes y conductas. Por ejemplo, hechos sencillos como encontrarnos inesperadamente una moneda en el depósito del cambio de un teléfono público, ver unos minutos de una película de risa, recibir un ramo de flores u otro pequeño regalo, o enterarnos de que hemos ejeceutado bien una tarea, son suficientes para aumentar nuestro nivel de optimismo. Esos momentos de alegría moderada tienen además un impacto importante en las decisiones que tomamos, en la creatividad que empleamos para resolver problemas, en la memoria, en la capacidad para aprender, en la motivación para embarcarnos en un nuevo proyecto y en la forma de relacionarnos con los demás.

Como contraste, lo que nos puede dar una felicidad intensa y repentina no mejora necesariamente nuestra disposición a ver las cosas de forma positiva. Por ejemplo, estados emocionales de gran euforia o júbilo producidos por sustancias estimulantes o por acontecimientos extraordinarios interrumpen el ritmo del funcionamiento cerebral y requieren ajustes mentales importantes en la persona.

Las personas que se prestan desinteresadamente a ayudar a los demás, aunque no sea más de una hora a la semana, comparadas con quienes no ofrecen ningún tipo de ayuda desinteresada, sufren menos de ansiedad, duermen mejor y son más proclives a mantener una perspectiva más favorable de la vida.


Finalmente, para fomentar nuestro optimismo o, por lo menos, para proteger el que ya tenemos, resulta muy eficaz clasificar nuestras fuentes de satisfacción y compartimentarlas. Las personas que desempeñan a gusto varias actividades diferentes e independientes disfrutan más de la vida en general y soportan mejor los contratiempos. Esto es, una ocupación estimulante puede amortiguar un fracaso familiar. Lo mismo que los inversores reparten su capital en diversos negocios, es bueno diversificar las parcelas de satisfacción en nuestra vida.
...ha dicho la srt. Samy.
Samy_*
[*Mis ojos buscan realidad...Mis dedos sienten fe*]

1 comentario:

  1. "es bueno diversificar las parcelas de satisfacción en nuestra vida."

    Me lo apunto para cuando tenga que defender mi filosofía anti-noviazgo XD (creo que ya entraba en mi tesis, pero bueno).

    Muy interesante, srta. Samy. Me he leido el texto, esto de la psicología mola y muchas veces le he dado vueltas al tema del optimismo y esas cosas. Cuelga más! Yo al menos me lo leeré, no como algunos babosos que se quedarán en las fotos ¬¬ (grandes fotos, por cierto XD).

    Mañana nos vemos cariño ^^

    Te quiero mucho caratuñina :)

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